“Los Suspiros de amante, hechos con huevo, mantequilla, azúcar y queso, es un dulce típico de Teruel, realizados especialmente para la celebración de las bodas de Isabel de Segura. Esta fiesta medieval se celebra a mediados de febrero y cuenta por las calles de la ciudad la historia de los amantes de Teruel. Por si no la conocéis, os la cuento brevemente…
Es una trágica historia que narra el noviazgo de dos turolenses, Diego Marcilla e Isabel de Segura, en el siglo XII. De buenas casas señoriales, Diego era el segundo de sus hermanos en la línea de herencia y así no podía obtener la mano de Isabel. Los padres de ella le dicen que si en el plazo de seis años alcanza riqueza podrá casarse con su amada Isabel.
Diego parte hacia Siria a luchar contra el infiel y regresa a Teruel, justo en el día que acaba el plazo de cinco años fijado por los padres de Isabel. La ciudad está de fiesta y le cuentan que Isabel, por la presión de su familia, ha accedido a casarse con Pedro Fernández de Azagra, hermano del señor de Albarracín.
Diego va a casa de Isabel, se esconde, la sorprende sola y le cuenta lo sucedido y le pide un beso de amor. Ella se niega en redondo, ¡¡un beso de mujer casada!!, jamás!!. Diego despechado, cae muerto a sus pies.
A la mañana siguiente, Isabel, señora de Azagra, acude a los funerales de su amado. Acercándose al cadáver, ante los comentarios de la gente, que llena la Iglesia, le da el beso que anoche le había negado. Al instante queda muerta de amor. No les enterraron juntos pero si cerca.
Es una trágica historia que narra el noviazgo de dos turolenses, Diego Marcilla e Isabel de Segura, en el siglo XII. De buenas casas señoriales, Diego era el segundo de sus hermanos en la línea de herencia y así no podía obtener la mano de Isabel. Los padres de ella le dicen que si en el plazo de seis años alcanza riqueza podrá casarse con su amada Isabel.
Diego parte hacia Siria a luchar contra el infiel y regresa a Teruel, justo en el día que acaba el plazo de cinco años fijado por los padres de Isabel. La ciudad está de fiesta y le cuentan que Isabel, por la presión de su familia, ha accedido a casarse con Pedro Fernández de Azagra, hermano del señor de Albarracín.
Diego va a casa de Isabel, se esconde, la sorprende sola y le cuenta lo sucedido y le pide un beso de amor. Ella se niega en redondo, ¡¡un beso de mujer casada!!, jamás!!. Diego despechado, cae muerto a sus pies.
A la mañana siguiente, Isabel, señora de Azagra, acude a los funerales de su amado. Acercándose al cadáver, ante los comentarios de la gente, que llena la Iglesia, le da el beso que anoche le había negado. Al instante queda muerta de amor. No les enterraron juntos pero si cerca.
En la Iglesia de San Pedro han estado durante muchos años sus tumbas mausoleos. Son obra del escultor Juan de Avalos y lo que mas llama la atención es que las manos de los dos están una encima de la otra pero sin tocarse, quedando claro que ni en vida ni después de muertos pudieron estar juntos”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario